jueves, 23 de enero de 2014

Esto más que un relato es una confesión. El 16 de diciembre pasado fué la cena de fín de año en la empresa. Estaba programada a las 4 PM pero toda la mañana estuvo muy tranquila, sin chamba casi. A eso de las 10 de la mañana recibí un correo de una amiga con la que habitualmente intercambiamos fotos cachondas. Se trataba de una galería de fotos porno que me pusieron muy caliente. Ya encarrerado, al terminar de ver la galería decidí abrir una página porno, e ir guardando algunas fotos buenas para devolverle la "cortesía" a mi amiga,
mandándoselas por correo. Pasé un par de horas en esto, y decidí hacer algo que nuevo en mi correspondencia con la chica, incluirle algunas fotos de mi verga, así que fuí al WC a tomarme algunas fotos (ella me llegó a comentar que tal vez algún día se tomaría fotos de las tetas o la vagina y las incluiría en sus galerías). Estaba un poco dudoso de eso, ya que como menciono, no le había mandado fotos mias antes.

Para todo esto, debo decir que yo utilicé mi cuenta de correo personal, pero ella siempre usaba la cuenta de la empresa (la chica es una vendedora de la zona de Culiacán, y yo estoy en el DF, así que no la conozco en persona, sólo por teléfono), y su cuenta es algo así como "vicky.mendoza@...", pero como andaba todo caliente y al mismo tiempo dudando que fuera de mal gusto mandarle fotos mías, no puse atención y las mandé a "vicky.mendez@...", que es una secretaria de la oficina donde trabajo pero del piso inferior.

A eso de las 2 PM, cuando volví a mi computadora, me encontré en respuesta a mi correo un escueto "¿de que se trata?". Hasta ese momento me dí cuenta que lo había enviado a Virginia Méndez, y no a Victoria Mendoza, como quería. Con Virginia sólo tengo relación cordial de trabajo, en alguna reunión previa había conocido a mi esposa y sólo una vez le había escrito desde mi correo personal, por lo que había la posibilidad de que no lo reconociera, pero en las fotos de mi verga reconocería los acabados de los baños que son iguales en todos los pisos. Mi esperanza de desvaneció de inmediato mientras estaba frente al monitor, cuando volvió a escribir en respuesta al correo mi nombre, seguido de un "¿porque me mandas esto?".

Tomé aire, buscando mentalmente un argumento que no involucrara el nombre de Victoria Mendoza. No sabía que decir realmente. Ya era casi la hora de la reunión de fin de año, y sería bochornoso que algo de esto saliera a la luz en la fiesta. Decidí ir y aclararlo todo, pero omitir hasta donde pudiera el nombre de la chica de Culiacán. La encontré frente a su escritorio, al levantar la vista no encontré una mirada furiosa, sino algo burlona.

- ¿Es tuyo? - preguntó.
- Si, pero permíteme explicarte que sucede con el correo... - intenté explicar.
- El correo por supuesto que si es tuyo - me interrumpió - pero yo quiero saber si el pene que aparece en las fotos también es tuyo.
- Hay una fotos sacadas de internet, pero hay otras que si, si soy yo.
- Mira, no quiero abochornarte - dijo con tono pausado - es obvio que no era yo a la que te querías dirigir, te equivocaste de destinatario, y me intriga saber a quien iban dirigidas, pero no te lo voy a preguntar. Lo que si quiero saber es el porqué de las fotos tuyas entre otras de actores porno ¿pretendías comparar tamaños?
- Para nada, sólo mostrarle a la persona a la que iban dirigidas como me tenían de caliente las fotos que ella me envió.
- ¿O sea que ella también te manda fotos de sus partes?
- Fotos porno.
- Quiero jugar también. No con ella pero si contigo. Ya empezaste. No te preocupes del uso que les de a las fotos, nadie las vá a ver, pero también quiero discreción con las que yo te mande, y hoy vas a bailar conmigo, sólo bailar ¿Ok? Salúdame por favor a tu esposa ¿sigue teniendo el mismo número de celular?

Asentí con la cabeza, dejando de transpirar de nervios. El baile se desarrolló como de costumbre, pero cada que había una pieza lenta me levanté a bailar con Virginia, quien se me pegaba mucho y cuando le decía que me tenía de nuevo erecto se retiraba en medio de risillas.

No me ha mandado desde entonces correos con fotos suyas desnuda, sólo algunas que son de internet, cachondas pero ninguna de ella, y cada vez me pide más fotos e incluso videos, y los he hecho de acuerdo a lo que me pide. Como secuencias desde mi pene flácido hasta terminar viniéndome. Algunas con ropa, pero donde se marque bien que estoy erecto, y luego me pide que baje así, con la verga parada a su escritorio. Un video masturbándome y viniéndome en un pañuelo que previamente ella me había dejado en mi escritorio, y luego bajé a dejárselo mojado con mi semen. Incluso me pidió rasurarme el pene para las fotos y lo hice.

Es un jueguito riesgoso, que me causa a la vez placer pero algo de incomodidad por el chantaje que hasta ahora me ha dejado ver. No quiere coger, o al menos hasta hoy no he logrado convencerla, dice que sólo está disfrutando del placer de ver mis genitales a su gusto y que dentro de poco quiere tenerme entre sus piernas. No puedo negar que me gusta el que me pida ver fotos de mi verga erecta, y sobre todo los mensajes vulgares y sucios que hace de cada foto. No se cuando termine esto y de hecho en este momento recién me tomé algunas fotos. Pero esto pasa por andar de caliente en la oficina.

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